Diseñada por Frederic W. Goudy en 1901 para la American Typefounders (ATF), debe su origen a las letras cinceladas en piedra aunque su forma tan peculiar hace que resulte muy difícil clasificarla en algún estilo concreto. Aunque llegó a ser infravalorada por su creador, fue muy utilizada en todo el mundo, sobre todo a mediados del siglo XX, debido a la sensación de vigor que transmiten sus remates, casi invisibles a tamaños pequeños. Por eso, empresas y profesionales serios como doctores, abogados o banqueros acudían a ella para su material corporativo. Sus trazos presentan una sutil inflexión (muy evidente por ejemplo en la “C”) que le aporta un dinamismo del que carecen otras tipografías de palo seco de grosor constante. Formada únicamente por caracteres mayúsculos, los sucesivos pesos aparecidos después del diseño original de Goudy fueron obra de Clarence C. Marder. Hoy en día existe un gran número de versiones realizadas por distintas fundiciones, algunas muy peculiares.